• “Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés. Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel. Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor” Éxodo 1: 8-11
La Biblia cita el nombre de dos ciudades que construyeron los israelitas. Pitón y Ramsés, esto durante el reinado de Ramsés II (aunque la Biblia no identifica de manera concreta al faraón mencionado en Éxodo por nombre) La Biblia dice que los israelitas construyeron Rameses y puesto que Rameses II gobernó entre los años 1290 y 1224 a. de C., construyó una ciudad real llamada Pi-Rameses, muchos dan por hechos que éste fue el faraón mencionado en Éxodo. Sin embargo, algunas excavaciones recientes en este emplazamiento indican que esta ciudad fue ocupada mucho antes por los egipcios
• Incluso Los investigadores bíblicos de finales del siglo XIX veían a Amenhotep II como el Faraón del éxodo, pero ante las críticas y comentarios de los historiadores seglares de que el éxodo se produjo en el reinado de Ramsés II (lo que no tiene buen fundamento y no encaja con la cronología bíblica y además se encontró su momia y otras razones más) dejaron injustamente a Amenhotep II a un lado.
Lo mismo sucede con Pitón, donde según investigaciones fue identificada en un antiguo emplazamiento conocido con el nombre de Tell er – Retabeh, pero al cabo de unos años otras investigaciones demostraron que se trataba de un error. Es decir que no hay pruebas de su existencia.
Entramos entonces, en un panorama incierto, donde si creer en los textos bíblicos fuera lo ideal o no. Y es que son muchos los que hablan de la falsedad de estos escritos. Incluso el arqueólogo Israel Filkenstein director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, ha buscado evidencias que arrojen luz sobre los eventos narrados en el Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), por lo que ahora tenemos una idea más clara sobre los orígenes del pueblo de Israel y los escritos que dieron origen al monoteísmo.
Finkelstein afirma que las investigaciones apuntan que las historias de la creación del hombre, la vida del patriarca Abraham y su familia -fundadores de la nación judía-, el éxodo de Egipto, la instalación en la tierra prometida y la época de los Reyes fueron relatos creados para servir al proyecto del rey Josías de reconciliar a los dos reinos israelitas (Israel y Judá) e imponerse frente a los grandes imperios regionales: Asiria, Egipto y Mesopotamia.
Basado en la evidencia arqueológica Finkelstein llegó a la conclusión que la saga histórica relatada en el Pentateuco de los cristianos y la Torá de los judíos es un brillante producto de la imaginación humana, que muchos de sus episodios nunca existieron y que su origen no responde a ninguna revelación divina.
Si tomamos a bien lo dicho por este arqueólogo, concluiríamos que las dos ciudades construidas por los israelitas jamás existieron, y que la Biblia ha sido manipulada a los intereses humanos de cada época.
La biblia es verdad! Saludos
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