sábado, 5 de octubre de 2013

LA BIBLIA Y SU CONTEXTO

La Biblia es el libro más importante que se ha escrito. Es un relato narrado por testigos oculares de hechos históricos de tal magnitud que han marcado literalmente el mundo en el que vivimos. Ha sido considerado como el libro más leído en el mundo. Su contenido está basado en la palabra de Dios y su inspiración divina. Es un libro eminentemente espiritual y habla sobre la historia de la humanidad, su creación, su caída en el pecado y su salvación, que expone cómo el Dios creador se ha relacionado, se relaciona y se relacionará con el ser humano. Uno de los recursos más importantes para entender la Biblia está en ella misma: el contexto Desafortunadamente, podemos hacer que la Biblia diga casi cualquier cosa si combinamos diferentes versículos; incluso hasta versículos que suenen similares, en el contexto pueden referirse a temas muy diferentes. 



Si ignoramos el contexto, casi siempre vamos a malinterpretar lo que leemos en la Biblia. Por ello es importante interpretar los diversos puntos de vistas relacionados a la Biblia de la manera correcta. Y es que en el contexto Teológico, la teología cristiana se define como las verdades fundamentales de la Biblia y de otras fuentes reconocidas como divinamente inspiradas presentadas de forma sistemática; o incluso, la filosofía que trata de nuestro conocimiento de Dios y del relacionamiento del Dios Altísimo como el hombre, comprendiendo así todo lo se relaciona con Dios, la Biblia y los propósitos divinos.
En el contexto histórico.  La Biblia es una recopilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados “libros”), escritos primero en hebreo, arameo y griego durante un periodo muy dilatado y después reunidos para formar el Tanaj (Antiguo Testamento para los cristianos) y luego el Nuevo Testamento. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. En sí, los textos que componen la Biblia fueron escritos a lo largo de aproximadamente 1000 años, aunque la ciencia asegura que son millones de años. 
En el Siglo XVI los diferentes movimientos de la Reforma Protestante comenzaron a experimentar un alto desgaste en discusiones filosóficas y a separarse unos de otros. Para menguar este problema se definió el principio llamado sola escritura, que significa que solamente la Biblia puede ser considerada fuente de doctrina cristiana. Para la Iglesia Católica Romana, además de la Biblia también son fuente doctrinal la tradición, las enseñanzas de los Padres de la Iglesia (discípulos de los Apóstoles), y decisiones emanadas de Concilios. Esta divergencia entre cristianos se intensificó al asumir la Iglesia Católica Romana la idea de que el Papa, como único sucesor de Pedro y, consecuentemente, custodio y depositario de las llaves del Reino de los Cielos, debía ser infalible en asuntos de fe, moral y doctrina cristiana (Dogma de la Infalibilidad Papal). Los cristianos protestantes rechazan esta aseveración y consideran como cabeza única de la iglesia a Jesús de Nazaret. Para ambas partes esta gran diferencia ya no es considerada tan solo en términos filosóficos o religiosos, sino como designios divinos plasmados y asentados en la Biblia misma.
Para los Judíos Ortodoxos el Nuevo Testamento, por supuesto, no tiene validez. El rabínico considera como fuente de doctrina el Talmud, mientras los Caraítas defienden desde el siglo VIII el Tanaj como única fuente de fe.
En el ámbito Social, se dice que la Biblia es la autobiografía espiritual de los judíos y de los cristianos y refleja su forma de vivir cotidiana, su desarrollo espiritual, cultural y moral. Por lo tanto, su mensaje ha sido tomado muy en consideración durante el desarrollo de la civilización occidental, y su influencia se nota y se aprecia en la sociedad actual. La influencia de la Biblia es muy amplia.
A continuación tocaremos sólo la contribución espiritual y ética de la Biblia y se hará en forma muy reducida y tangencial, mencionando tan sólo algunos temas importantes: 
La Biblia ha tenido influencia en la literatura: La biblia es una gran obra literaria por sí misma. La versión King James de la Biblia es un monumento más grande de la literatura inglesa, y continua siendo tan popular aun 400 años después de haber sido publicada
La Biblia impuso la filantropía como obligación social. 
La Biblia ordenó, con la observancia obligatoria del Shabat, el descanso semanal para todos, como símbolo de la liber­tad y de la dignidad humanas, como el día de la renovación espiritual y física.

Creencias y valores bíblicos han sido esparcidos  definido y caracterizado la cultura occidental hasta hace muy poco, las instituciones sociales, políticas tales como la democracia parlamentaria, los sistemas legales, la educación  gratuita y universal  y libertades de expresión de conciencia de reunión y de prensa. Todo puede ser conectado a sus raíces a las enseñanzas y principios bíblicos que surgieron durante la reforma y se establecieron en la Inglaterra y Europa occidental.
Desde el punto de vista antropológico: En ese mundo tan complejo de la Biblia hay que distinguir dos modalidades diferentes de aproximación a la realidad humana. La primera es esencialmente una perspectiva teológica y sirve para atestiguar la comprensión del hombre, que va madurando a la luz de la fe. La segunda, por el contrario, es una perspectiva más estrictamente antropológico-estructural y define al hombre en su constitución natural de ser mundano.
Si tomamos en consideración la perspectiva antropológico-estructural, no es de extrañar el hecho de que el mundo bíblico se encuentre en sintonía con la cultura de síntesis que caracteriza a la mayor parte de los pueblos primitivos del área semítica, Y por lo que se refiere a una posible relación con la cultura dualista de cuño grecorromano (sobre todo en textos tardíos como el libro de la Sabiduría), esto no constituye una asunción explícita de una antropología dicotómica, en la que se considera al hombre como un compuesto de alma (principio espiritual) y cuerpo (principio material). La Biblia presenta substancialmente una concepción del hombre que resulta ser concreta y unitaria. Es decir, el hombre es considerado como una unidad de fuerza vital a través de la cual está en relación con Dios y con su ambiente; y es posible deducir este modo de considerar unitario y sintético del hecho de que las afirmaciones antropológicas se refieren tanto a cada una de sus partes como a todo el hombre.
Las afirmaciones más representativas de la antropología bíblica, respectivamente para la lengua hebrea y la griega, son: nefesh/psyche (alma), basar/sarx (carne), ruah/pneuma (espíritu), neshama (respiración), soma (cuerpo).


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